El día 15 de junio de 2022, el Profesor Dr. Julio López Laborda presentó el Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza
De dicha presentación derivan estas notas, elaboradas por los miembros de la Junta Directiva de la Asociación Santiago Coello, economista y Pilar Egea, Profesora Titular en la Facultad de Economía y Empresa de Zaragoza.

Julio López es Catedrático de Economía Pública en esta Universidad y, entre sus áreas de interés, se encuentran el federalismo fiscal, los efectos de incentivo de la imposición y la distribución y redistribución de la renta. Formó parte del grupo de expertos para la elaboración del mencionado Libro.
El acto fue organizado por Federalistas de Aragón en su ciclo permanente de diálogos territoriales, que tiene por objeto debatir sobre todos los asuntos que afectan al funcionamiento del Estado de las Autonomías, con el ánimo de contribuir a su mejora y a su profundización en un sentido federal.

Los objetivos que subyacen a esta propuesta de reforma fiscal son los de generar suficientes recursos para atender el gasto público que, de antemano, se haya decidido (corrigiendo por el camino efectos externos no deseables en ámbitos como el medio ambiente o la salud), contribuir a redistribuir la renta y generar estabilidad y crecimiento.
En este sentido, el profesor López Laborda enfatizó que no se pretende subir los impuestos, sino diseñar un sistema fiscal sostenible que permita financiar los gastos públicos, cualesquiera que sean estos: es la sociedad la que debe decidir qué gastos quiere y cómo los financia. Tampoco, en ningún caso, se trata de igualar la presión fiscal española a la media de la Unión Europea, donde además hay poco recorrido.
En España, la deuda pública sobre PIB se encuentra próxima al 120% y el déficit estructural (aquél que no depende del ciclo) sobre el PIB se estima en el 4%, y necesariamente hay que actuar sobre él para evitar su descontrol. Cuanto antes se haga el proceso de consolidación fiscal que elimine estos desequilibrios, mejor será para los agentes económicos, que necesitan conocer con antelación el marco legal en el que la economía va a desenvolverse para reducir al máximo la incertidumbre a la que se enfrentan. Además, es deseable evitar que el ajuste recaiga sobre generaciones futuras. La consolidación fiscal, obviamente, puede hacerse por la vía de reducción del gasto público, por la del incremento de la recaudación pública o por una combinación de ambas.
Junto a estas alternativas, también es posible pensar en una mejora de la eficiencia en el gasto público; sin embargo, los datos apuntan a que España se encuentra a la cabeza en términos de eficiencia, tanto si nos comparamos con la OCDE como si lo hacemos con la UE, lo que significa que existe poco margen por esta vía. Consecuentemente, no es posible reducir el déficit fiscal únicamente eliminando las ineficiencias.
Entre las propuestas contenidas en el Libro, destacan las recomendaciones sobre (a) un cambio en el IVA que elimine los tipos reducidos y superreducido (que favorecen a todos los ciudadanos por igual, no sólo a los más pobres, y conducen a que el tipo medio efectivo, en la actualidad, sea del 15% pese a tener un tipo normal del 21%); (b) la ampliación de las bases imponibles de los impuestos en vez de actuar sobre los tipos (por ejemplo, eliminando los beneficios fiscales que actualmente operan en los impuestos o eliminando también la estimación objetiva); y (c) la introducción de impuestos medioambientales. Además, es un hecho que la globalización genera deslocalización y que está quedando fuera de la fiscalidad cada vez más actividad económica (piénsese en la economía colaborativa o en las criptomonedas), a la par de que hay una proliferación de beneficios fiscales que generan costes de eficiencia en los tributos.
En su trabajo, concluyen que el ajuste para incrementar la capacidad recaudatoria tendría que recaer sobre los impuestos indirectos, particularmente el IVA y los medioambientales, lo que inevitablemente conllevaría una pérdida de poder redistributivo del sistema fiscal, que habría que acompañar de medidas que favorezcan esa redistribución, bien a través de los impuestos directos (IRPF) o bien mediante prestaciones directas. De hecho, ya es el IRPF el que compensa la regresividad del resto de los impuestos; y podría reforzase en esta línea haciendo que la deducción por descendientes sea reembolsable, aunque el sujeto pasivo no tuviera base liquidable suficiente.
Además, respecto al IRPF, el Libro Blanco propone el mantenimiento del sistema dual, por el que las rentas del ahorro tributan por separado y a un tipo más reducido, para evitar la movilidad tributaria.
Otras recomendaciones incluyen la de mantener el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y, aunque sobre esto no hay consenso, el Impuesto sobre el Patrimonio. Para Julio López, mantener este último permite complementar la progresividad del IRPF y asegurar que tributan ciertas rentas (como fondos de inversión, cuyas rentas no tributan mientras se mantiene el fondo). También propone reducir el Impuesto de Actividades Económicas (IAE).
Finalmente, y con la importancia que tiene para el modelo territorial, el Libro aboga por la armonización fiscal de los impuestos cedidos a las Comunidades Autónomas, incluyendo en ella a las comunidades forales, en particular para el Impuesto sobre el Patrimonio y para el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que deberían mantenerse. La razón es evitar las externalidades negativas que producen aquellas Comunidades que reducen tipos sobre aquellas otras que quieren mantenerlos, lo que conduce a una competencia de tipos a la baja y, eventualmente, a su desaparición. La propuesta, por tanto, es, por una parte, fijar tipos mínimos para todas las Comunidades y no establecer tipos máximos y, por otra, que la estructura del impuesto sea la misma hasta la determinación de la base imponible, con límites para los mínimos exentos.